I sent a request to the school in Mexico where I begun my learning. No, I really did not start to learn when in kindergarten. Elementary and middle schools were also not where I begun either. I am referring to the Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, unidad Querétaro, or TEC as my high school was known. All other schools before the TEC were of the garden variety. You attended classes where a teacher attempted to pass information and where children who were not disruptive received the best grades. I was a patient, quiet and respectful child. So, I scored high in every class. Unfortunately, that is pretty much what I received. There wasn't much in the form of lasting understanding or insight. I was just working through the motions and feeling as if I was really learning something.
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In any case, here is the letter; in its original Spanish and in appreciation to what he meant to my life.
Estimada Licenciada Carolina Cortés Mendoza,
Espero que al recibir esta misiva se encuentre disfrutando de un día fantástico!
Quisiera pedirle algo posiblemente inusual. Déjeme explicar.
Fui estudiante de la prepa Tec en Querétaro entre el año '82 y año del '84, cuando me gradué con un bachillerato en ciencias físico matemáticas. Desde ese entonces he estudiado carreras en arquitectura y administración de empresas. También estudie dos posgrados en administración; uno de ellos en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology. He laborado en once ciudades distintas en dos continentes y he podido viajar el mundo con mi familia. Entre muchos otros reconocimientos, recibí cuatro patentes en los EUA por productos en el área de ingeniería eléctrica y he publicado artículos en negocios y en economía; el más reciente en el Wall Street Journal esta semana pasada. Se puede decir que he tenido una vida llena de color y placer intelectual.
Pero mi petición no tiene nada que ver conmigo, sino con mi maestro de Filosofía Dos y, en otra ocasión, de Política. Gracias a él, aprendí a razonar. El me enseño a pensar y a estructurar mis raciocinios. Antes de él, fui normal. Después de él, mi mundo exploto con oportunidades.
De él, solo recuerdo a una persona altamente fluida, carismática y transparente; de alta confianza en sí mismo, parecía tener paz emocional. Mi profesor tenía un infeccioso optimismo por el hoy y el mañana. Pero desafortunadamente no recuerdo ni su nombre ni de donde era; creo era juez en un pueblo cercano a Querétaro. Eso es todo.
Así pues, tengo un gran deseo de reconocerle a él, mi maestro de maestros, la persona quien dejo en mi la semilla que resulto dar frutos de incomparable riqueza. A pesar de que he tenido el lujo de aprender de muchísimas luminarias, todo empezó con aquel quien me enseno lo básico, lo esencial, lo importante. Sin él, el resto no hubiera sido posible. Por esto, le estoy eternamente agradecido. De hecho, la deuda es ahora tan grande que nunca podre compensarle.
Por todo esto, quisiera ver si usted puede ayudarme a hacerle llegar este sentimiento.
Entiendo que los archivos de mi era no son fáciles de buscar. También entiendo que mi maestro ya pudo haber dejado la cátedra hace muchos calendarios y que los que ahora educan a los alumnos de hoy nunca lo habrán conocido. Pero aun con todas estas dificultades, creo que es muy importante el hacerle saber. Creo que lo que vale de manera verdadera solo alcanzara ese máximo valor después de mucho tiempo, eliminando la posibilidad de haberle agradecido antes, cuando era más fácil hacerlo. También creo que hoy, cuando los ciudadanos de la nación global carecen de identidad, sería muy valioso que otros también se enteraran de lo grande que puede llegar a ser el esfuerzo de una persona como él, una vez que este rinde resultados en otros. Yo creo que mi maestro no solo me beneficio a mi sino a todos. Todo esto le quiero hacer saber.
De antemano le agradezco me ayude a hacerle llegar esta carta a ese profesor de profesores.
Atentamente suyo,
Alberto Alejandro López Martínez
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